El otro día recibí el siguiente video a través de una red social:
Fue publicado por primera vez en YouTube hace siete años y cuenta con casi 49 mil reproducciones. En este se puede leer al principio: “Cambian consumo de drogas; ahora, entran por los oídos”, antes de describir la técnica apropiada para escuchar estas nuevas “drogas auditivas” y cerrar con una secuencia de cortos con imágenes de los efectos en los jóvenes que las utilizan y breves entrevistas durante las cuales describen las ventajas, consecuencias y riesgos percibidos de las mismas. Tras la promesa de que van a obtener los mismos efectos que las drogas reales -continúa indicando el relator- pueden descargar archivos de sonido en sus diferentes dispositivos electrónicos, de páginas como www.sound-drugs.com y www.i-doser.com, entre muchas otras existentes en la web.
El mensaje es simple: las drogas auditivas tienen la capacidad de alterar tus ondas cerebrales y hacer que te sientas drogado. Por lo tanto, me di a la tarea de investigar más profundamente ya que, si bien es cierto que no es un tema “nuevo”, sí es novedoso en nuestro país y ya empieza a circular información que, seguramente, generará preocupación en más de una persona.
Después de explorar diferentes páginas, decidí enfocarme precisamente en la que previamente mencioné (www.i-doser.com), motivada por su pegadizo eslogan: “For Every Imaginable Mood” (“Para Cualquier Humor Imaginable”). Tras una breve introducción en su página de inicio en la que se describen como “El proveedor líder de software y dosis de ondas cerebrales artesanales, cuyos productos son utilizados por millones de personas en todo el mundo para ayudarlos a lograr un estado de ánimo o experiencia simulada”, despliegan múltiples enlaces para acceder a paquetes de productos, que puedes descargar en tu Teléfono Celular, Tableta, Computadora, Laptop, Audio MP3, así como la posibilidad de conseguir “Dosis Personalizadas” o su “Nueva Colección Elite”. Al pulsar descargar en la opción de «Audio MP3», aparecen 40 paquetes diferentes a un precio -con descuento- de US 8.48 c/u (precio original US 16.95).
A continuaciòn, algunos ejemplos y forma en la que promocionan estos paquetes:
1. Prescription Doses (Dosis de Prescripción) 1, 2 y 3: incluye simuladores de benzodiazepinas y analgésicos potentes derivados del opio, para experimentar (1) “sedación, euforia, calma e intenso embotamiento”; (2) “euforia, calma increíble y un sueño profundo”; (3) y “un viaje psicoactivo, una sesión hipnótica, sedación y entumecimiento”. Agregan al final, que estos paquetes son “un gran esfuerzo para simular recetas populares.”
2. Recreational Doses (Dosis Recreativas) 1, 2 y 3: incluye simuladores de peyote, marihuana, opio, cocaína, ayahuasca, etc., para experimentar (1) “una relajación y sedación extremadamente altas y profundas, y resultados fuera de este mundo”; (2) “un viaje visual, veloz y las buenas vibraciones y poder de la fiesta”; (3) y “un viaje espiritual de conocimiento del ego, logros poderosos y la sensación de sobredosis”. Una vez más agregan al final, que esta es una de las colecciones más vendidas, así que “vengan a dar un paseo”.
3. Digital Drug Pack (Paquete de Drogas Digitales): incluye simuladores de marihuana, éxtasis, LSD y Ayahuasca “refinadas”, en “dosis puras, complemento perfecto para cualquier fin de semana, salir de noche con amigos o, simplemente, para vivir una experiencia personal en el hogar” la cual, si es la primera, recomiendan sea “en compañía” por poder ser demasiado intensa.
4. Legal Highs (Máximos Legales): incluye “simulaciones recreativas de las sustancias artificiales más poderosas y peligrosas del mundo como Spice y K2 (dos formas de marihuana sintética), Salvia Divinorum y Benzo Fury.”
5. Dangerous Doses (Dosis Peligrosas): incluye simulaciones de drogas que son derivados de anfetaminas, marihuana concentrada, opio y benzodiazepinas “para dosificadores que desean probar algo fuera de lo normal, con resultados potentes e intensos como nunca antes”. Agregan que son simulaciones intensas que superarán cualquier límite.”
Esta página, como todas las que encontré que ofertan “drogas auditivas”, despliega una leyenda de seguridad que indica que “las dosis de ondas cerebrales utilizan un audio potente que puede afectar la capacidad” (no especifican cual o de qué), por lo que recomiendan su uso “solamente como entretenimiento” y “bajo su propio riesgo”.
En contraste, también comercializan paquetes para sesiones de meditación, sonidos para sanar el cuerpo (conocidos como Sound Baths o Baños de Sonidos), para vivir experiencias espirituales intensas y para el rendimiento sexual, entre otros.
Entrando, ahora sí, a la parte esencial del asunto ¿A qué se refieren con dosis de ondas cerebrales?
Por estas se refieren a los Binaural Beats o Pulsos Binaurales (PB), descritos como “sonidos que producen un estímulo o sincronización del cerebro humano y que resulta cuando se combinan dos ondas de baja frecuencia (una diferente para cada oído, menores de 1,500 Hertz y con una diferencia menor a los 35 Hertz entre ellas) a través de auriculares tipo estéreo lo que, en consecuencia, provoca una frecuencia fantasmal o ilusión auditiva. Dicho de otra manera, los sonidos de baja frecuencia, cuando estos son ligeramente diferentes y por separado en cada oido, se perciben como si estuviesen mezclados de forma natural y el cerebro los interpreta como uno solo.
El primer registro que existe sobre la descripción de los PB data de 1839 cuando Heinrich Wilhelm Dove (1803-1879), un físico y meteorólogo de la entonces Prusia, descubrió la técnica de escucha binaural, donde diferentes frecuencias sonando separadamente en cada oído, producen la sensación de un tono de igual interferencia al que se percibiría si fuera creado físicamente. Sus pruebas preliminares, proponían que estos eran capaces de inducir estados de relajación en los sujetos de estudio. Años más tarde (1973), el biofísica Dr. Gerald Oster propondría algunos cambios y limitaciones de la técnica, manteniéndose mayormente su uso en centros de meditación o de terapias alternativas. Los avances de la tecnología (sobre todo la aparición del internet), ayudaron a que se extendieran los conocimientos y la poca información disponible comenzó a llegar cada vez a más personas, lo que se reflejó en un interés creciente y la adopción de su uso en hospitales y clínicas, mismas que empezaron a realizar investigaciones para establecer sus beneficios terapéuticos, las que no han cesado al día de hoy.
Dentro de los estudios que que se han llevado a cabo, están aquellos que sugieren que pueden modular funciones autónomas tales como la frecuencia cardíaca, presión arterial, respuesta electrodermal, la temperatura de los dedos y el ciclo sueño/vigilia. Por otro lado, hay otros que han establecido el impacto sobre el rendimiento y el estado de ánimo; el nivel de relajación mental y física; los niveles de atención y memoria; la depresión y la ansiedad generalizada; el estrés preoperatorio y las necesidades de anestesia intraoperatoria. Sin embargo, la mayoría de estos, no han utilizado los PB solamente, sino una combinación de estos con música, sonidos naturales y guía verbal y , aquellos que han utilizado los PB como única técnica, han fallado en la cantidad y calidad de la muestra estudiada. Los resultados han sido también polémicos y debatibles, debido a que otros factores tales como la frecuencia utilizada, la duración de la exposición, el procedimiento llevado a cabo para el registro de la actividad cerebral, entre otros, son inconsistentes entre los estudios y, por ende, no pueden concluirse sus beneficios objetivamente.
¿Pueden entonces los Pulsos Binaurales tener efectos similares a las drogas?
Basándonos en la evidencia existente, los PB no pueden producir tal alteración del estado de conciencia. No existe ninguna investigación que confirme que funcionen más allá del efecto placebo, o sea, que si quien utiliza las “drogas auditivas” está convencido de que obtendrá tal efecto, pues así será. De esta manera lo afirma el Dr. Steven Novella, neurólogo de la universidad de Yale. Agrega que los defensores de esta técnica “argumentan que alteran las ondas cerebrales, lo que podría ser cierto (en un sentido trivial) debido a que, al experimentar un estímulo sensorial, las ondas cerebrales se alteran pero solo como parte del funcionamiento normal”. En otras palabras, concluye, “esto es solo procesamiento y percepción cerebral normal, nada mágico o especial.” Esto me deja pensando ¿Otra pseudociencia más? ¿Otro brillante y lucrativo método de estafa? Para mí, ambos.
La juventud es una etapa de crisis, un periodo durante el cual la mayoría de los seres humanos, somos altamente sugestionables y, por ende, vulnerables. Cobra total sentido el posible efecto placebo descrito por el Dr. Novella como causal de reacciones tan intensas en los jóvenes, así como también en adultos con cierto patrón de personalidad. Volviendo a los jóvenes, quisiera terminar esta entrada expresando lo que, a mi juicio, es realmente lo preocupante y lo que debería también preocupar a quienes son parte de la vida de quien opte por este tipo de “entretenimiento”. No me refiero a los efectos de los PB sobre el cerebro que, como ya describí, no goza de sustento científico; tampoco a la posibilidad de que el consumo de “drogas auditivas” sea la antesala para el consumo de verdaderas drogas en el futuro (esto tampoco tiene respaldo científico). A lo que me refiero es ¿En qué época estamos viviendo que los jóvenes decidan gastar su dinero, independientemente de cómo lo obtengan o cuánto tengan, comprando archivos en internet para saber qué se siente estar “intoxicado por cocaína”, “tener un viaje psicoactivo”, probar “las sustancias más poderosas y peligrosas del mundo” y, la peor de todas a mi juicio, para “experimentar una sobredosis”.
Los invito a reflexionar…